jueves, 23 de octubre de 2008

Primer dia, primeras sensaciones

Lucas al teclado, con la crónica del primer dia. Son las ocho de la mañana, buena hora para empezar el dia aqui. La verdad es que pensaba que ya no volvería a escribir aquí. Ayer fue… un día intenso, interesante, pero también frustrante y agotador. Pero vayamos paso a paso:

Por la mañana me desperté de un salto en vez de robarle minutos al despertador, me duché, desayuné y mi madre me llevó al aeropuerto de Manises. Tenía tiempo de sobra, pero Andrés no aparecía, haciendo honor a su habitual sentido de la puntualidad. No había cola en la facturación así que finiquité ese trámite y me puse a esperar a mi amigo. Apareció a los quince minutos con su aire desenfadado y sus gafas de sol, arrastrando una maleta bastante más grande que la mía. Saludos, coñitas varias y a esperar el embarque.

No hubo nada interesante en todo el vuelo, salvo el momento del despegue: fue realmente impresionante aquella sensación de elevarse. Pero bueno, quitado de eso, el resto de cosas fue como ir en cualquier transporte publico, incluido señor grueso leyendo el periódico en el asiento de al lado. Cuando a la hora y media de despegar empezamos a descender sobre suelo inglés, mi posición privilegiada me permitió observar un paisaje muy distinto al de Valencia. Todo, hasta donde alcanzaba la vista, era un manto salpicado de toda la escala de verdes. El ambiente parecía húmedo, y el cielo encapotado y gris no dejaba lugar a la duda: nos estábamos acercando.

Aterrizar, recorrer los largos pasillos de Stansted y recoger nuestros equipajes fue una tarea algo larga, que me acercaba además a mi primer reto: conseguir piso en la ciudad. Si, mi aire aventurero me hizo dejar esa tarea para el final. Había llegado a Londres, y no tenia un sitio donde dormir. Andrés si lo tenía. Tras recuperar nuestras cosas compramos sendos billetes de autobuses hasta la estación de Stanford. Nos esperaba una hora de camino, durante la cual empecé a hacer llamadas con mi recién adquirida tarjeta sim inglesa. Llamé a algunos números que había conseguido por Internet, pero no tuve demasiada suerte. Solo conseguí una entrevista a las seis de la tarde en un piso en un lugar llamado Brockley. Y todavía eran las dos cuando bajamos del autobús. Andres y yo nos despedimos entonces: el se marchaba a instalarse, y yo tenía que hacer lo propio. Cogimos el metro tras comprar abonos de transporte y yo me bajé en la estación de London Bridge.

Me lo tomé con tiempo para encontrar la dirección que me había facilitado la mujer con la que hablé por teléfono. Y menos mal que lo hice. Tras tomar un tren de cercanías, me apeé a las dos paradas en la estación de Brockley. Llovía. Yo, mi maleta y mi mochila estuvimos deambulando toda la tarde por aquel lugar plagado de casas victorianas un tanto desvencijadas. Chapurré mi inglés con cada persona que vi, pero nadie sabía indicarme. Y es que la calle de marras estaba en francés…

Tras dos horas de caminata, dando vueltas bajo la lluvia, con un nudo en la garganta y la desazón anidada en el cuerpo, logré encontrar el lugar. Me recibió una mujer joven que resultó ser gallega, y su marido, de nacionalidad alemana. A la media hora ya tenía casa, una habitación, un lugar calido en el que vivir. Deshice el equipaje. Me sentía realmente solo por primera vez en mucho tiempo. Al acabar caí rendido sobre la cama, con la música susurrándome en los oídos. Al despertarme me encontraba mucho mejor. Y esta entrada es el resultado. Aprovecho para colgar la canción que me acompañó durante mi búsqueda. El único consuelo de esa odisea bajo la lluvia.


3 comentarios:

Venur dijo...

Bonita canción :) bueno por lo menos el día ha acabado bien, no? Ya con habitación y todo, ya verás que poco a poco va mejorando! Seguiré leyendo para ver cómo evoluciona la historia, ya ver si cuando vayamos a Londres nos vemos!

Iker dijo...

Saludos

Por lo que veo te sientes un tanto extraño y perdido por Londres. Dímelo a mí, que he despertado hace unas horas tirado en la calle y sin ningún recuerdo en mi cabeza.

Espero que poco a poco ambos encontremos nuestro sitio (yo sobretodo, quiero saber quién soy).

Yo

Enzo Buonfiglio dijo...

Hola Lucas, pareix que els dos estem lluny de les nosres cases, així que moltes vegades els nostres sentiments i reflexions es pareixeran molt, inclús coincidiran. Tu ja tens habitació, enhorabona, jo encara em trobe submergit en el període d'incertesa que suposa la seua búsqueda. Espere poder establir un diàleg amb tu a través dels blogs sobre les nostres reflexions, rareses i fobies.

MiTis