martes, 18 de noviembre de 2008

La chica del jersey azul

Si vives en Londres, debes acostumbrarte a pasar buena parte de tus días dentro de los medio de transporte: el metro (aquí lo llaman “the tube” por su forma de tubo excavado en las entrañas de la tierra) , los característicos autobuses rojos de dos plantas, el tren metropolitano… Yo viajo a diario en todos estos transportes, y cuando te acostumbras un viaje de veinte minutos, con sus transbordos y viajes a pie entre estaciones puede resultar fascinante.

 Como esta mañana, camino de mi trabajo de camarero en  el catering de la University College. Salí del Southern Rail y me interne por la estación de London Bridge siguiendo mecánicamente el camino que lleva hasta la estación de metro. Una vez dentro me dirigí a la Northern line (la línea negra, para los que han estado allí) después de pasar mi Oyster Card por el lector. Despues de unos minutos me planté en el anden, justo a tiempo para entrar en la maquina que ya cerraba sus puertas listo para partir. No había sitio para sentarse, pero no importaba: solo había una parada hasta Bank/Monument, mi estación de transbordo. Una vez allí camine hacia la Circle Line (línea amarilla) por los tortuosos corredores subterráneos abarrotados de gente. Sortee a un guitarrista que interpretaba “Expresso Love”, de Dire Straits, y di una carrera hasta el anden. El tren aun no había llegado. Mire el panel: aun quedaban 3 minutos de espera. Ya maldecía para mis adentros por aquellas prisas cuando la vi. Ella estaba sentada en uno de los destartalados bancos del anden; la mirada baja, sus piernas muy juntas, sus manos, medio enfundadas en las mangas de su jersey azul, aferradas a un carpeta. Por el pasillo aun se escuchaban los acordes de aquella canción y la áspera voz del artista callejero cantando aquello de “I was made to go with my girl just like a saxophone was made to go with the night…”

El riff de la guitarra parecía acompasarse con mis propios latidos. Aquella chica no  era, seguramente, la más bella del planeta… pero a mi me parecía de una hermosura singular: su media melena lisa, de un rubio pálido recogida atrás, sus ojos grandes tras esas gafas pequeñas, la palidez de su tez y la expresión meditabunda de su rostro.

 El tren apareció con su estruendo habitual y la chica se levantó sin alzar la vista. Todavía parecía sumergida en su mundo de pensamientos. Caminó hacia la puerta más próxima, que por alguna razón había quedado justo delante de mi. Cuando se abrió y el vagón vomitó su habitual carga de viajeros apresurados, yo me hice a un lado para cederle el paso. Entonces levantó la vista y me sonrió, pronunciando un “thank you” que casi parecía un susurro. Entró en el vagón y se sentó en uno de los pocos asientos libres que todavía quedaban. Yo me quedé de pie, al lado de la puerta, que se cerró tras de mi un segundo antes de que el convoy reanudara su marcha. El viaje me pareció más largo de lo habitual. Al llegar a Euston Square ella se levantó y salió con su carpeta entre los brazos, justo detrás de mi, y empezó a caminar con agilidad entre los viajeros que entraban y salían. Yo fui mucho más torpe, más lento. Oteé el anden, escudriñando la vista entre aquella marea de gente, pero no sirvió de nada. La había perdido de vista.

-Lucas


3 comentarios:

Gloria dijo...

Me gusta la historia y me encanta la canción!!Sigue buscándola Lucas, el día menos pensado te la vuelves a encontrar...

Enzo Buonfiglio dijo...

Lucas!Parece que ambos padecemos por el amor...tú por el fugaz, y yo por el inalcanzable o demasiado cercano tal vez...
No sé por que, pero me da que volverás a ver a esa chica...

Enzo Buonfiglio dijo...

Vídeo: UV vs Plan de Bolonia. Imágenes que grabé el jueves en la manifestación. Deja tu comentario u opinión.
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