Puuf, estos últimos días han sido muy ajetreados, pero tengo noticias: ¡ya tengo trabajo! En realidad, dos trabajos, pero solo uno es serio del todo. Durante mis idas y venidas por la city encontré hace días un barco en la orilla del rio Tamesis que organiza fiestas españolas. Buscaban relaciones públicas, así que me metí de cabeza. El trabajo es fácil, repartir flyers por zonas de marcha unas horas, y cobro a comisión… toda ayuda es buena para pagar el alquiler.
El otro trabajo me ha costado algo más de conseguir: tuve que abrirme una cuenta en un banco ingles, y tras muchas negativas, por fin lo conseguí. Con esa cuenta y mi NIN provisional, he podido meterme en un curro más serio. Marcel, mi anfitrión, es el jefe del servicio de catering de la University Collage of London, así que con todos los papeleos en regla me ha contratado como camarero. De momento aun no he empezado, pero es tranquilizador saber que ya tienes con que ganarte los garbanzos.
El viernes pasado, como ya contó Andrés, vivimos aquí “Hallow’s Eve”, o como es más conocido, “Halloween”. Una tradición que en España está mal implantada y mal comprendida, pero que aquí tiene su contexto. Por un par de días, las famosas calabazas vacías y con macabras sonrisas y los niños disfrazados de cosas que los comercios venden como monstruosas. Yo esa noche salí de fiesta al Bar&Co, ya sabeis, el de als fiestas españolas. Conocí a bastante gente (es una suerte eso de entrar gratis y tener consumiciones idem) pero no me volví muy tarde. La noche se saldó con una ganancia de 60 libras, un leve mareo debido al movimiento del barco y un largo viaje hasta casa a las cuatro de la mañana en un autobús nocturno. Londres es vida.
Lucas
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